Museo y Parque Arqueológico Pumapungo
El Museo y el Parque Arqueológico de Pumapungo representan un reconocimiento de los valores de lo Kañari y lo Inka, culturas fusionadas a lo largo de los siglos, que nos han dejado una perenne huella de su identidad precisamente en la zona de la actual ciudad de Cuenca y su entorno. El Banco Central ha conservado los vestigios del barrio de la Tomebamba Inka, construida sobre la Guapondélig Kañari, que representan la parte predominante de nuestro ser y nuestro espíritu.
El Parque Arqueológico cuenta con el respaldo académico de la UNESCO, y es un espacio educativo alternativo, con impacto en más de diez mil estudiantes, pues su conocimiento y difusión debe formar parte de los programas didácticos en las escuelas y colegios.
El "Centro del Saber del Guacamayo y la Serpiente", desarrolla un programa permanente de formación e investigación en arqueología, en el que lo kañari e inka merecen toda la importancia científica que los expertos le confieren.
La biodiversidad andina, simbólicamente expresada en cultivos y presencia de aves, llena el espíritu compenetrado con los valores arqueológicos, se siente ese gran todo que forman con el hombre más de ocho mil plantas correspondientes a cuatrocientas especies nativas de los Andes y hermosos especímenes, dignos representantes de la flora y fauna, en un sitio privilegiado, concebido como un microcosmos de lo andino.
La constatación de la importancia del sitio arqueológico se da, al contemplar los vastos cimientos de la gran kancha, sitio de reunión comunitaria en el período inka-kañari; de las kallankas, especie de cuarteles» donde miembros del ejército inka vigilaban permanentemente el sitio sagrado y cuidaban de satisfacer las necesidades de las "aqllas", mujeres consagradas al Sol y al Inka, y de los sacerdotes; del Aqlla Wasí, la casa de las escogidas, en donde éstas, bajo la vigilancia de las mamakunas, ancianas respetables y sabias, elaboraban cerámica, tejidos y otras artesanías para el culto al Sol para el Inka y los dignatarios de la corte, y cuidaban de los pasos de la liturgia de su religión; del Qurikancha, templo y adoratorio del Sol, que guardaba las momias sagradas; de los "andenes", que simbolizaban pasos para llegar desde la parte baja, vecina del río, hasta lo alto de la colina en donde estaba el templo solar; de los hornos de cerámica abiertos, como los que aún se usan en pueblos indígenas; del túnel, que simbolizaba el mundo subterráneo (Uku pacha), habitado por las wakas, los espíritus de los antepasados; del gran canal, el baño ritual del Inka y la reconstruida lagunilla, consagrada a Tiksi Wiraqucha.
Por pocos es conocido a nivel nacional e internacional, el hecho de que en el valle donde actualmente se encuentra la ciudad de Cuenca, se levantó a finales del siglo XV una de las urbes más imponentes y hermosas del antiguo imperio incaico: la mítica Tomebamba.
Fundada por el Inca Túpac Yupanqui tras la victoria conseguida sobre los cañaris, Tomebamba fue, de acuerdo a algunos cronistas, la cuna de su hijo Huayna Cápac y por consiguiente, considerada un espacio sagrado en el que se levantaron majestuosos templos y palacios. Del antiguo esplendor de esta ciudad sin embargo, queda ya muy poco. Tras su destrucción durante la guerra civil entre los hijos de Huayna Cápac (Huascar y Atahualpa), los primeros conquistadores españoles se encargaron de hacerla prácticamente desaparecer del mapa, pues las hermosas piedras labradas que aun quedaban en las ruinas, fueron aprovechadas por los europeos para construir las primeras edificaciones de la naciente ciudad de Cuenca. Apenas dos sitios hoy dan testimonio de la presencia incaica en estas tierras: Las ruinas de Todos Santos (en donde se encuentran además vestigios cañaris y españoles) y el Parque Arqueológico Pumapungo.
Por mucho tiempo abandonado, el sitio arqueológico de Pumapungo, ubicado en el extremo este del barranco del río Tomebamba, empieza a cobrar interés a los ojos de la ciencia y la cultura gracias al trabajo realizado a principios del siglo XX por el arqueólogo alemán Max Ulhe, quien con sus investigaciones sentaría las bases para los posteriores estudios y campañas arqueológicas que en este lugar se han hecho. Mas tarde, el Banco Central del Ecuador adquiere a la Compañía de Jesús los terrenos en donde se emplazan las ruinas e inicia en 1981 un proceso de recuperación de las mismas.
Finalmente, luego de un largo trabajo de investigación, planificación y restauración, Pumapungo (que en quechua significa "Puerta del Puma") se convierte en el año 2003 en "Parque Arqueológico", constituyéndose además en un verdadero centro "etno-botánico", concebido con la visión ancestral andina que consideraba que todo tenía relación sistemática entre sus partes. En Pumapungo, por lo tanto, además de la importantísima arqueología del lugar, se puede encontrar una recreación del Mundo Andino, representada por los "Jardines del Inca"(en donde se han sembrado casi diez mil plantas de cuatrocientas especies) y el "Centro de Rescate y Tránsito de Avifauna Silvestre", en el que conviven numerosas aves nativas del Ecuador que han sido rescatadas y que hacen alusión a las aves y animales totémicos de las culturas cañari e inca. Existen además huertos en los que se cultivan productos que fueron el sustento de la economía incaica, tales como el maíz, la quinua, la papa, plantas frutales y medicinales, etc. En un recorrido por el Parque Arqueológico el visitante puede encontrar explicaciones que enseñan el nombre científico, las características y el uso de todas estas especies.
En cuanto a la arqueología, se conservan las estructuras de casi todos los edificios que constituyeron este importante barrio administrativo y religioso de la ciudad de Tomebamba. Entre ellas podemos observar por ejemplo, en la parte superior, los cimientos de las Kallankas o cuarteles, desde donde los soldados vigilaban permanentemente este sitio sagrado. A un lado está el "Aqlla Wasi" o lugar de residencia de las "Vírgenes del Sol", quienes eran mujeres escogidas para el servicio al Inca y a los sacerdotes a través de la elaboración de vestimenta, artesanías para el culto al Sol y ejecución de rituales religiosos. Mas adelante y mirando hacia el oriente, lugar en donde nace día a día el astro rey, se encuentra el Quricancha o adoratorio, desde el cual se puede observar una espléndida vista panorámica. También en la parte superior se ubicaban los "Palacios Exteriores" en donde posiblemente moraban caciques cañaris.
Un elemento muy atrayente lo constituyen las terrazas escalonadas, en donde se cultivaban productos relacionados con el culto al Sol y se representaba la ascensión espiritual de los incas, al comenzar éstas en la zona inferior junto a los jardines y llegar hasta la parte más alta en donde se encontraba el templo. En esta sección se observa también la entrada a un túnel de más de treinta metros de largo que sirvió de mausoleo y que simbolizaba el mundo subterráneo, hogar de las wacas y los espíritus de los antepasados. En la parte baja, junto a los jardines, se observan interesantes estructuras que conforman un gran canal de riego y un baño ritual que se destinaba a la purificación de los cuerpos. Existe también en este espacio, una lagunilla recientemente reconstruida, la cual, de acuerdo a los cronistas, formaba parte del conjunto de Pumapungo y estaba consagrada al dios Tiksi Wiracocha.
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